23 de enero de 2007

Clases de perros

El capítulo de hoy está dedicado a los perros, esos seres peludos y ladradores, unas veces tiernos, otras cabrones.
Hoy me ha mordido una perra. Tres veces. Sin sangre, es verdad, pero mis zapatos tampoco se lo merecían. El dueño era un hippie. En la Floresta los hay a miles. De hecho veo más hippies por ahí que gente normal y corriente.
Le digo riendo (es divertido reírse de las desgracias de uno mismo).
-¡Oye! ¡Este perro negro es un poco cabrón eh!
-¡Ya! ¡Es una hija de puta!
Y se ha llevado a sus perros (tres) gritándoles y vociferándoles improperios.
He seguido repartiendo como si nada, y me he dicho a mi mismo que hoy escribiría sobre los perros.
Como el tema es un poco extenso hoy hablaré de los que se comportan de una forma poco civilizada, que es más divertido. El lado oscuro es más atrayente, ¿no?
Para empezar hemos de distinguir dos tipos de perro fundamentales: los perros y los perros patada. Un perro puede ir desde un dogo de esos que miden cinco metros de altura, hasta un perro de mediana estatura, como un perro ovejero. Un perro patada es un ser que mide un palmo de altura y tres de largo, y suelen ser los más ladradores, porqué claro está, el mundo que ven es enorme a proporción suya, y como se pasan el día cagados de miedo su táctica es enfrentarse al mundo antes de que él se lo coma a ellos. Divertido y patético. Hay que añadir que la gente que tiene perros patada no suele poseer un solo ejemplar, sino dos o tres, así hacen más ruido juntos y la gente se achanta más. Mi amigo Snoopy tenía cuatro perros patada, pero ahora se le murió uno.
Descansa en paz, Bolita, ahora tienes el infinito para correr por el mundo.
Siento haber olvidado esto, pero dentro de los perros patada hay también un subgrupo al que podemos denominar perro-rata o perro de mierda, porque son tan pequeños que hasta un hámster le puede tumbar. Me refiero a los chihuahuas y demás.
Princesita tiene uno, se llama Bond, como James Bond, y a mi me encanta llamarlo pichilla, pero en verdad debería llamarle trabuco, porque tiene tela el asunto. Creo firmemente que el animal morirá debido a que su espalda se crujirá por el excesivo peso que tiene que soportar.
¡Un saludo desde aquí, Bond! ¡Sigue así campeón! Él sí que sabe de mujeres.
Prosigamos, por favor.
Perros normales. La peor raza es el Collie, que si no me equivoco es el Lassie de toda la vida. Los cabrones son muy bonitos, es cierto, pero tienen un morro tan fino y alargado que les cabe por cualquier hueco. En lugar de Collies les podríamos llamar comededos, que es lo mismo, vaya.
Ahora hablaremos de perros en concreto.
En la calle estrecho de messina número siete hay un buzón, pero nunca he metido ninguna carta, y no por falta de ellas o porque yo sea un vago, sino porque hay una especie de sensor de movimiento que al activarse provoca que una mandíbula salte a por todo lo que se dirija hacia el buzón. Los que viven allí ya saben que las cartas se las van a encontrar en el suelo, porque estoy cansado de esquivar mordiscos injustificados.
En el número seis del pasaje margarit hay un huskie (¿se escribe así?) precioso. Pero basta que meta la mano por otra parte que no sea el buzón para que me quede sin ella. Me tiene ganas, el jodido; hasta me mira con una mirada desafiante de:¡Eh! ¡Tu y yo a las seis en la calle!
Hay más, pero terminaré con el mejor de todos, el que vive en el número setenta-setenta y dos de la avenida vallvidrera.
Ese perro es chungo, tiene asuntos pendientes con la justicia por atacar a personas y todo, ya que normalmente anda suelto y campa a sus anchas.
Él siempre está en el garaje de su casa, y cuando alguien pasa sale corriendo ladrando y mordisqueando.
Pero tiene truco.
Hay que tener más huevos que él, enfrentársele y amenazarlo. Entonces retrocederá poco a poco, hasta que consigamos que se meta de nuevo en su casa.
A veces voy tan abstraído que me olvido de él, y es cuando me asusta y acelero con la moto. Pero cuando me recupero vuelvo hacia donde está él y le recuerdo quién es el que manda. Algún día me darán una medalla, seguro.
Bien. Por hoy ya hay suficiente sobre el tema perros. El próximo día intentaré hablar de los que son coleguillas míos para que no os penséis que son todos unos hijos de perra.

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