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17 de marzo de 2009

La República de la Floresta


Existen pocas profesiones en el mundo en las que no esté mal visto que el trabajador en cuestión haga un descanso tomándose un café en un lugar cualquiera, a poder ser perdido y remoto.
Los policías que se detienen en el bar están mal vistos, o quizá crean el malestar de siempre de otra forma.
Los trabajadores del sector de la construcción hacen del restaurante de menú su templo, y el bocata que se comen por las mañanas es la sagrada eucaristía.
El resto de gente parece estar escaqueándose, o estar de paso entre una acción y otra. Algo parece estar fuera de lugar.
En cambio, a los carteros la gente los saluda, y les preguntan si traen algo para sus casas.
Es una profesión que guarda cierto romanticismo. Sientes que te miran raro, no con admiración o asco, te miran como reconociéndote.
“Ah! Es el cartero!”
A veces puedes cruzarte con un tio trajeado y este puede mirarte mal de arriba abajo, por encima del hombro, pero eso no importa. Los dos nos podemos quitar la ropa y vestirnos con un tanga de leopardo y ser absolutamente iguales.
Una de las ventajas de este oficio es que paso muchas horas al aire libre, y eso me convierte en dueño de mí mismo, sin un jefe al lado que me controle.
Otra es que descubres mucha música nueva. Te pones tres discos nuevos en el mp3 y en un par de semanas te los sabes de memoria, y… “Ala! A por otros tres!”
Piensas mucho, y les das mil vueltas a las cosas. Puede convertirse en una etapa creativa, o en una introspección en uno mismo que puede acabar devorándote…
Afortunadamente siempre puedes descansar un rato, y observar tu ya tan conocido paisaje.
Echo de menos repartir la Floresta…sus bosques y caminos…sus jabalíes…los perros que te persiguen…los hippies…los abuelos.
La Floresta era un estado de ánimo. Como muy bien dice LeFer, es la “República de la Floresta”, un lugar sin parangón alguno en el mundo, mucho más cercana a veces a la Habana (no he estado) que a la propia Barcelona.
Es un lugar mágico y físico a la vez, es palpable, pero no la puedes sujetar del todo, porque siempre gira alrededor de ella una espiral de humo, no sabes si mágico o psicotrópico, que te envuelve.
He pasado muchas mañanas allí, sudando, cantando, riendo…y pensando, sobretodo. Me he comido allí la cabeza por miles de problemas, y creo que algunos se los quedó ella, porqué a veces un paisaje visto mil veces se te hace presente de una forma tan nueva que te asombra.
También se puede amar a los lugares, de eso no hay duda.

16 de febrero de 2009

Los abuelos

Los abuelos son esos seres entrañables, pequeños y arrugados que a veces se quedan delante de una obra corrigiendo, incordiando, molestando, hablando, contando chistes, y haciendo bulto. La sociedad de hoy en día tiende a despreciar la gente mayor, eso es tristemente cierto, y no estoy a favor de recluir a nuestros ancianos en centros. Supongo que en el apartado "MG for president" les daré una salida tan utópica como útil para la buena marcha de nuestro país. Quiero decir una curiosidad sobre los ancianos y el respeto a estos, y es que en la antigua Grécia, a estos se les llamaba a veces "tumbas", por su cercanía a la muerte. Me resulta gracioso, y entrañable también.
"¡Hasta mañana, tumba!"
Salvador es un hombre de unos sesenta y muchos que vive en la Floresta y que me cruzo por todos lados y siempre nos saludamos. Hemos hablado muchas veces y mucho rato, y me sé ya la mitad de su vida. Lo interesante de este hombre, la enseñanza que se desprende de él, es que por mucho que te deslomes a trabajar y ahorrar, nunca podrás llegar a disfrutar del todo el fruto de tu trabajo si les dejas un legado a tus hijos. No es que haya tenido movidas con su familia ni nada de eso, simplemente es un hombre que se ha dado cuenta de que cuando tuvo suficiente dinero acumulado ya era demasiado mayor para hacer con él lo que soñaba de joven.
Esto casa perfectamente con una filosofia que me gusta mucho:

"Carpe diem quam minimum credula postero" (aprovecha el día y no confíes en el mañana)
O como dijo James Dean, ese increíble actor de dos años de carrera cinematogràfica, solo tres películas y la eternidad entera para él:

"Dream as if you'll live forever. Live as if you'll die today" (sueña como si fueras a vivir para siempre, vive como si fueras a morir hoy)

Cada vez estoy más convencido de que se tiene que vivir el presente. Podemos marcarnos metas lejanas, de hecho el ser humano las necesita para vivir, pero hemos de sacar la mágia a cada uno de los momentos que estamos viviendo.
Como dice cierta filosofia oriental, vivir cada momento en su plenitud. Desayunar dedicándole tiempo al desayuno, disfrutando de él, concentrándonos en él, en el placer que nos reportará. Quizá no es necesario ver la tele mientras se desayuna, quizá no es necesario hacer mil cosas a la vez. Quizá lo suyo es dedicar un tiempo a cada cosa. yo creo que si eres de los que te gusta leer el periódico mientras desayunas, adelante, ¡pero no seas el que come el bocata mientras trabaja!

Esta entrada ha dejado mucho que desear, he empezado hablando de una cosa y me he ido por las ramas, lo sé, pero quería vaciar un poco la mente, y atropelladamente, así, en forma de letras, líneas y párrafos, ha sucedido