26 de mayo de 2009

La vida es Arte

Cada vez estoy más convencido de ello, de que si nos limitamos a vivir como si de Zombies se tratara, es decir, cumpliendo nuestras necesidades fisiológicas básicas y ya está, ¿qué nos diferenciará entonces de un autómata?
Nos despertamos por la mañana, nos lavamos, acicalamos y nos preparamos para un nuevo dia, cumplimos con éste, y finalmente llega la noche...¿balance? Cada día debe ser especial, y tampoco hace falta que salgamos cada noche, pero si que debemos detener el tiempo y reflexionar, escuchar música, hablar con alguien...Hay que morder la vida! Atraparla y que no nos atrape ella a nosotros!
Hay que hacer Arte de todo, hasta del trabajo! Ser un artesano implica acariciar un objeto con la mente y hacerlo evolucionar, y ese objeto puede ser un trabajo en su conjunto. Los jardineros lo tienen fácil, los oficinistas no. Los carteros estamos al aire libre, inhalamos aire, y nos da el Sol, es sencillo sentirse libre de este modo, supongo que por eso este trabajo engancha.
Siento que todo debe ser así, porqué de lo contrario la rutina puede acabar por devorarlo todo...
¿Qué es la rutina? ¿La normalidad hecha costumbre? Tengo 25 años, y todavía no quiero acostumbrarme a esta vida. No puedo cansarme de nada sabiendo que el mundo es tan grande. Naces en un sitio y...¿de verdad vas a morir allí también?
Hoy sólo he trabajado y he dormido...Bueno...también he dormido con una mujer infinita...y en cierto modo sentir eso es también arte, creo yo.
Portishead como música de fondo, una luz y una vela encendidas, un may, y estas letras sueltas en un fondo blanco. Fin.

19 de mayo de 2009

Tributo al héroe poeta

Ha muerto uno de los poetas más grandes de este siglo, Mario Benedetti. Uruguayo de nacimiento, viajó mucho por el mundo, pasó por la Habana y por las Naciones Unidas, y escribió de una forma muy personal, consiguiendo influir mágia a sus relatos costumbristas de la misma forma que, salvando las distancias, lo hacía García Márquez en su único libro potable, Cien Años de Soledad.
Ha muerto, o eso nos quieren hacer creer, porqué los que hemos leído sus poemas lo llevaremos siempre en la memoria de la misma manera que llevamos en ella a nuestros amigos y conocidos.
Podría colgar muchos poemas diferentes, uno que lo describiera perfectamente su estilo, como "Una mujer y en lo oscuro", pero prefiero colgar el mío, mi favorito, porque es un viaje a traves de la vida.

A RAS DE SUEÑO

Sólo una temporada provisoria,
tatuaje de incontables tradiciones,
oscuro mausoleo donde empieza
a existir el futuro, a hacerse piedra.

Nada aquí, nada allá. Son las palabras
del mago lejanísimo y borroso.

Sin embargo, la infancia se empecina,
comienza a levantar sus inventarios,
a echar sus amplias redes para luego.
Es una isla limpia y sobre todo
fugaz, es un venero de primicias
que se van lentamente resecando.

Queda atrás como un rápido paisaje
del que persistirán sólo unas nubes,
un biombo, dos juguetes, tres racimos,
o apenas un olor, una ceniza.
Con luces queda atrás, a la intemperie,
yacente y aplazada para nunca,
sola con su aptitud irresistible
y un pudor incorpóreo, agazapado.
Para nunca aplazada, fabulosa
infancia entre sus redes extinguida.

Por algo queda atrás. Esa entrañable
cede paso al fervor, al pasmo, al fruto,
el azar hinca el diente en otra bruma,
somos los moribundos que nacemos
a la carne, a la sangre, al entusiasmo,
nos burlamos del sol, de la penumbra,
manejamos la gloria como un lápiz
y en las vírgenes tapias dibujamos
el amor y su viejo colmo, el odio,
el grito que nos pone la vergüenza
en las manos mucho antes que en la boca.

El celaje se enciende. Somos niebla
bajo el cielo compacto, insolidario,
el asombro hace cuentas y no puede
mantenernos serenos, apacibles,
somos el invasor protagonista
que hace trizas el tiempo, que hace ruido
pueril, que hace palabras, que hace pactos,
somos tan poderosos, tan eternos,
que cerramos el puño y el verano
comienza a sollozar entre los árboles.

Mejor dicho: creemos que solloza.
El verano es un.vaho, por lo tanto
no tiene ojos ni párpados ni lágrimas,
en sus tardes de atmósfera más tenue
es calor, es calor, y en las mañanas
de aire pesado, corporal, viscoso,
es calor, es calor. Con eso basta.

De todos modos cambia a las muchachas,
las ilumina, las ondula, y luego
las respira y suspira como acordes,
las envuelve en amor, las hace carne,
les pinta brazos con venitas tenues
en colores y luz complementarios,
les abre escotes para que alguien vierta
cualquier mirada, ese poderhabiente.

La vida, qué región esplendorosa.
¿Quién escruta la muerte, quién la tienta?
A la horca con él. ¿Quién piensa en esa
imposible quietud cuando es la hora
para cada uno de morder su fruta,
de usar su espejo, de gritar su grito,
de escupir a los cielos, de ir subiendo
de dos en dos todas las escaleras?

La muerte no se apura, sin embargo,
ni se aplaca. Tampoco se impacienta.
Hay tantas muertes como negaciones.
La muerte que desgarra, la que expulsa,
la que embruja, la que arde, la que agota,
la que enluta el amor, la que excrementa,
la que siega, la que usa, la que ablanda,
la muerte de arenal, la de pantano,
la de abismo, la de agua, la de almohada.

Hay tantas muertes como teologías,
pero todas se juntan en la espera.
Esa que acecha es una muerte sola.
Escarnecida, rencorosa, hueca,
su insomnio enloquecido se desploma
sobre todos los sueños, su delirio
se parece bastante a la cordura.
Muerte esbelta y rompiente, qué increíble
sirena para el Mar de los Suicidas.

No canta, pero indica, marca, alude,
exhibe sus voraces argumentos,
sus afiches turísticos, explica
por qué es tan milagrosa su inminencia,
por qué es tan atractivo su desastre,
por qué tan confortable su vacío.

No canta, pero es como si cantara.
Su demagogia negra usa palomas,
telegramas y rezos y suspiros,
sonatas para piano, arpas de herrumbre,
vitrinas del amor momificado,
relojes de lujuria que amontonan
segundos y segundos y otras prórrogas.

No canta, pero es como si cantara,
su espanto vendaval silba en la espiga,
su pregunta repica en el silencio,
su loco desparpajo exuda un réquiem
que es prado y es follaje y es almena.

Hay que volverse sordo y mudo y ciego,
sordo de amor, de amor enmudecido,
ciego de amor. Olfato, gusto y tacto
quedan para alejar la muerte y para
hundirse en la mujer, en esa ola
que es tiempo y lengua y brazos y latido,
esa mujer descanso, mujer césped,
que es llanto y rostro y siembra y apetito,
esa mujer cosecha, mujer signo,
que es paz y aliento y cábala y jadeo.

Hay que amar con horror para salvarse,
amanecer cuando los mansos dientes
muerden, para salvarse, o por lo menos
para creerse a salvo, que es bastante.
Hay que amar sentenciado y sin urgencia,
para salvarse, para guarecerse
de esa muerte que llueve hielo o fuego.

Es el cielo común, el alba escándalo,
el goce atroz, el milagroso caos,
la piel abismo, la granada abierta,
la única unidad uniyugada,
la derrota de todas las cautelas.

Hay que amar con valor, para salvarse.
Sin luna, sin nostalgia, sin pretextos,
Hay que despilfarrar en una noche
—que puede ser mil y una— el universo,
sin augurios, sin planes, sin temblores,
sin convenios, sin votos, con olvido,
desnudos cuerpo y alma, disponibles
para ser otro y otra a ras de sueño.

Bendita noche cóncava, delicia
de encontrar un abrazo a la deriva
y entrar en ese enigma, sin astucia,
y volver por el aire al aire libre,
Hay que amar con amor, para salvarse.

Entonces vienen las contradicciones
o sea la razón. El mundo existe
con manchas, sin arar, y no hay conjuro
ni fe que lo desmienta o modifique.

El manantial se seca, el árbol cae,
la sangre fluye, el odio se hace muro,
¿Es mi hermano el verdugo? Ese asesino
y dios padrastro todopoderoso,
ese señor del vómito, ese artífice
de la hecatombe, ¿puede ser mi hermano?
Surtidor de napalm, profeta imbécil,
¿ése, mi prójimo?, ¿ése, el semejante?
Sindico en todo caso de la muerte,
argumento Y proclama de la ruina,
poder y brazo ejecutor. Estiércol.

Por esta vez no he de mirar mis pasos
sino el contorno triste, calcinado.
Miro a mi sombra que está envejeciendo,
la sombra de los míos que envejecen.

El mundo existe. Con o sin sus manes,
con o sin su señal. Existe. Punto.

El mundo existe con mis ex iguales,
con mis amigos-enemigos, esos
que ya olvidé por qué se traicionaron.

Tiendo mi mano a veces y está sola
y está más sola cuando no la tiendo,
pienso en los compradores emboscados
y tengo duelo y tengo rabia y tengo
un reproche que empieza en mis lealtades,
en mis confianzas sin mayor motivo,
en mi invención del prójimo-mi-aliado.
Ni aun ahora me resigno a creerlo.

No todos son así, no todos ceden.
Tendré que repetírmelo a escondidas
y barajar de nuevo el almanaque.

Mi corazón acobardado sigue
inventando valor, abriendo créditos,
tirando cabos sólo a la siniestra,
aprendiendo a aprender, pobre aleluya,
y quién sabe, quién sabe si entre tanta
mentira incandescente, no queda algo
de verdad a la sombra. Y no es metáfora.

Nada aquí, nada allá. Son las palabras
del mago lejanísimo y borroso.

Pero ¿por qué creerle a pie juntillas?
¿En qué galaxia está el certificado?

Algo aquí, nada allá. ¿Es tan distinto?
Lo propongo debajo de mis párpados
y en mi boca cerrada.
¿Es tan distinto?
Ya sé, hay razones nítidas, famosas,
hay cien teorías sobre la derrota,
hay argumentos para suicidarse,

Pero ¿y si hay un resquicio?
¿Es tan distinto,
tan necio, tan ridículo, tan torpe,
tener un espacioso sueño propio
donde el hombre se muera pero actúe
como inmortal?

18 de mayo de 2009

Cállate la boca, LeFer

-Soy el perro de la musa, quítame el bozal y pregunta.
-¿Eres poeta?¿Y qué te piensas?
-No pienso, más siento todo momento como inhalado incienso,
humo de sincero puro deseo que toso en expreso,
pues vierto sobre el viento sentimientos sin tomar aliento.
-¡Calla!¡Ponte el bozal una vez más!¿Eres poeta?¿Asientes?¿Y tu libreta?
No respondes, más ahora infundes miedo con tu loco rostro.
¡Bobo!
¡Soy yo tu dueño, acá está la correa!¡Hoy yo risueño, tu me obedezcas!
¡Habla de nuevo, se te acaba el tiempo!
-Mi lírica no se halla en rimas escritas,
vuela en los aledaños del tiempo, dejada caer por doquier,
donde cualquier puede ver que no hay años en silencio.
-¡Mientes!
-Así no es.
-¿Quién te crees que eres?
-Soy cielo oscuro en el atardecer
estrella titilante que resplandece.
Ola que arremete contra el peñasco.
Sombra viva y bailante que se crece.
Tenue brisa que acompaña los suspiros.
Perdedor de mil batallas. Orgulloso vencido.
-¡Basta!¡He tenido suficiente, y ahora soy impaciente de verte en tu muerte!
-¿Morir yo? Mi brío literal aquí no acontece, ¿como quieras que me pierde?
llamaré papel a la base sobre la que hablo con mi pluma
y llamaré musa a la diosa que alumbra mi penumbra.
Entonces, eso que escondes en dobles temores,
Saltará cual gato en pos de atrapo
O de raton huidizo entre cobertizo
Pero sin duda tu perjura se hallará segura,
Pues estas palabras seguiran escritas
Más allá de tu muerte o mi vida

11 de mayo de 2009

¿Porqué no escribes de una vez?

Queda un mes, o quizá menos, pero lo que esta claro es que no quiero escribir mierdas como la siguiente, que he encontrado por internet y que vale perfectamente para describir la ANTI-literatura que tanto aborrezco, uno de los motivos que también me hacen querer escribir de una forma nueva o poco usual:

"Cuando el camarero vino a tomar la comanda seguía yo ajena a propios y a extraños cegada por esa luz que, cual canto de sirena, como los ojos élficos me llamaba. Recuerdo que vagamente mi marido que estaba junto a mí, me dio en el brazo.
"Estamos esperando que pidas"... Yo bajé de mi limbo y con una sonrisa un tanto ausente pedí:
"quiero de eso, de esa botella".
El siguió mi mirada y comprendió que la magia, una vez más, se había producido.
"Tienes buen gusto" me dijo, es la mejor ginebra del mundo.
Orgullosa de mi acierto, rápidamente decidí que el mejor matrimonio de la ginebra es la tónica.
"Vale, un gintonic pues."

Como podeis comprobar, las frases "cegado por una luz", "un tanto ausente", "orgullosa de mi acierto" las habeis escuchado y leido miles de veces, y yo pienso: ¿Para qué iba alguien a leerse un libro del cúal sabe perfectamente que su estructura, su lenguaje, su literatura, en definitiva, es calcada a la de sus hernanos de editorial?
No hablo de los mitos de la literatura, por supuesto, no me atrevo siquiera a criticarlos, pobre oh de mi! Los respeto, y los adoro.
No he dejado claro, o no he dicho más bien, que lo que estoy criticando es la literatura de best-seller. Palomitas y refresco en hojas de papel, crónica rosa literaria, mierda pura y nauseabunda. ¿Para que quemar tantos árboles? ¿Para qué? El maldito Angeles y Demonios de Dan Brown, el autor del Código da Vinci de marras, no tiene una sola frase salvable. ¡No hay nada que podamos subrallar y quedarnos para el recuerdo!
Recuerdos...¡eso son historias de verdad! Fantasía...¡historias que querríamos que fueran ciertas y las creamos y desarrollamos en nuestra mente! Dejad en paz a las catedrales, a los santos, al arte y a la història y escribid sobre vuestros vecinos, infumables escritores de pacotilla! ¿Ahora cualquiera puede escribir? ¿Cualquiera lo merece? ¡No si lo que hace no es transgresor, no emociona ni hace reir, no nos excita como el sexo o no nos hace llorar! ¡Eso es literatura, joder! El resto...¡mierda!
Este escrito de hoy es una especie de manifiesto. Manifiesto que queda un mes, o quizá menos para que empiece a escribir, y que he decidido no defraudar a nadie, al contrario ¡Sorprenderlos! ¡Asustarlos! ¡Llevarlos donde yo quiera! Un escritor no puede estar muy lejos de aquel cuentacuentos primitivo que explicaba historias a sus semejantes a la luz de una hoguera, cuando nuestros ancestros iban con taparrabos y cazábamos mamuts. ¡Escribir es relatar, y un buen relato debe conmover!